La Diputación de Tiata está vinculada en su Historia al Santuario dedicado a la Virgen de las Huertas, patrona de Lorca. A través de este monumento sabemos de la existencia de un palacio del período califal o de una antigua ermita medieval, datos arqueológicos que complementan los datos documentales que se tienen del lugar. La construcción del santuario en el siglo XV y la llegada de la orden franciscana proporcionaría a la zona, sobre todo a finales del XVII, un carácter simbólico especial para los vecinos tanto de la comarca de Tiata como de toda Lorca, hecho que supondría en 1894 que se restituyera a la comunidad franciscana el lugar de culto tras la desamortización de 1845.
Edad Media
En el año 2000 unas excavaciones en el Santuario de la Virgen de las Huertas, cercanas a la escalera de la Totta Pulcra, rebelaron la existencia de un muro califal, que correspondería a una obra civil, un palacio, que habría sido abandonado en el siglo XI. Aunque los materiales que se descubrieron no fueron abundantes, pocos restos de cerámicas, este descubrimiento evidenciaría un primer núcleo poblado en Tiata durante la época de dominio musulmán. Junto a estos restos islámicos se evidenciaron también los de una ermita medieval y la reutilización de los materiales de estas construcciones islámicas y medievales en el edificio moderno del santuario y convento franciscano.
Las primeras referencias documentales de Tiata corresponden al segundo repartimiento del territorio lorquino, que se hizo tras la Reconquista castellana, entre 1268 y 1270. Durante este repartimiento se adjudicaron parcelas de distinta categoría, tierras de fondón, para hortalizas y cereales; tierras de morgón para viñas y huertas gerboladas, para frutales. Los beneficiados por este reparto eran gentes de diversa condición: caballeros, adalides, peones y ballesteros.
Moderna y Contemporánea
Tiata debía poseer alguna alquería que fuera constituyendo un núcleo de población pero, teniendo en cuenta las anotaciones históricas de algunas diputaciones vecinas como Tercia o Marchena, no habría más de 20 familias viviendo de los cultivos de estas tierras durante el siglo XV. En los siglos que mediaron entre la época medieval y la moderna, en especial hasta el XVI, la situación de continuas crisis políticas y sociales incidirían de manera negativa en el desarrollo demográfico de ésta y otras diputaciones. La cercanía de la frontera granadina y los continuos conflictos, que se sucederían hasta la completa expulsión de los moriscos, no harían de muchos de los parajes lorquinos lugares seguros para vivir.
Sabemos que la comunidad franciscana llegaría a Lorca en 1466, dispuesta a regentar el Santuario de Nuestra Señora de las Huertas y que sería a finales del siglo XVII cuando el monarca Carlos II trasladaría la festividad de San Martín a septiembre para favorecer la precaria administración del convento, que había sido arrasado por dos veces en su Historia por distintas riadas. Estos datos nos dan una idea del desarrollo de Tiata. Fueron las fases roturadoras del XVIII y el reformismo borbónico lo que dio un verdadero empuje al desarrollo de la comarca, zona de huerta, que siempre pudo contar con cultivos más diversificados que las áreas lorquinas de campo.